En 2015, cuando el Wii U agonizaba, me hice de una copia de Xenoblade Chronicles X que conseguí en una tienda de rebajas. La acabé vendiendo años después arriba de su precio original luego de recibir muchos mensajes preguntando por el juego. Sin saberlo, porque soy completamente ajeno a la saga Xenoblade, me deshice de una de las joyas de los JRPG de los últimos años. Una década después me reencontré con Xenoblade Chronicles X, ahora con una remasterización llamada Definitive Edition.
Lo primero que resalta de Xenoblade Chronicles X es que es un juego enorme. Google dice que terminarlo toma unas 70 horas, con más de 250 para obtener el 100%. Yo he pasado unas 10 horas explorando un mapa que de botepronto me parece más amplio que el de GTA V, una comparación que me parece justa pues son juegos de 2015 y 2013, respectivamente.
Ahora, un resumen. Xenoblade Chronicles X: Definitive Edition es un juego de rol de ciencia ficción. Creas a un personaje al que puedes personalizarle prácticamente todo, pero que no “pinta” en la historia. La trama va sobre cómo la civilización humana acabó al borde de la extinción luego de una guerra entre dos razas alienígenas y de cómo se asentaron en un planeta llamado Mira. Tú juegas como uno de los sobrevivientes, quien llega a Mira a bordo de una cápsula y despierta sin recordar absolutamente nada. Creo que uno de los puntos bajos de Xenoblade Chronicles X es el poco peso que da a tu personaje, un mudo en una historia que se desarrolla en una versión futurista de Los Ángeles con animales que parecen dinosuarios y donde un montón de personajes desarrollan la trama. Pero tú no, tú eres un mudo que al que apenas si se le consultan ciertas decisiones.
Bueno, en el desarrollo de esa trama y en tu superviviencia en Mira comienzas a trabajar como recluta de una tal Elma, una militar a la que puedes controlar para explorar el mundo y en las batallas. El sistema de combate me pareció sumamente complejo, aún cuando después de varias batallas te das cuenta que está muy automatizado, de modo que el trabajo casi siempre consiste en elegir el mejor tipo de armas para cada combate —de alcance o cuerpo a cuerpo— y en utilizar ítems, porque en combate no puedes consumirlos.
Entonces, luego de unas horas que fueron un ir y venir entre sufrir el sistema de combate y deleitarme por lo vasto de su mundo abierto, comencé a avanzar en el juego. Espero que esto no resulte un spoiler (está en la portada), pero al cabo de unos capítulos terminas con un robot —en el juego se llaman skell— que hace del juego mucho más disfrutable. Imagínalo como la sensación de recibir a Epona en Zelda o subirte a un coche en GTA.
Mucho compromiso
Pese a que creo que Xenoblade Chronicles X es un juego que me gusta, no puedo seguir con él. Y si lo hago, lo haré a un ritmo extremadamente lento y que probablemente estará lleno de pausas ahora que debute la esperadísima Switch 2, a la que seguramente dedicaré varias horas con mi hija. Xenoblade Chronicles X es un juego lleno de misiones secundarias (abre el mapa y verás que está lleno de puntos de interés”) y su mundo futurista me resulta sumamente atractivo. Pero, insisto, es simplemente demasiado para mi.
¿Tienes tiempo libre? ¿Digamos una hora diaria para dedicarla 100% a un juego? Bueno, si te gustan los JRPG probablemente vas a entender el porqué Xenoblade Chronicles X es uno de los juegos de rol más ambiciosos de la última década.