Es posiblemente en las últimas horas una de las palabras más buscadas en internet: Cónclave, que es lo que sucederá en El Vaticano tras la muerte del Papa Francisco a los 88 años este 21 de abril, y que servirá para entre intrigas y muchas negociaciones, establecer al nuevo heredero del trono de San Pedro.
Y es que Cónclave es además el nombre de unas de las películas nuevas que se estrenó hace unos días en el streaming, más específicamente en Amazon Prime Video y que justamente nos ilustra sobre este proceso dentro de las paredes de El Vaticano.
¿De qué se trata la película Cónclave?

Cónclave no solo se siente como un misterio de Agatha Christie, sino que también comienza como tal. Los primeros momentos de la película siguen a su asediado protagonista, Thomas Cardinal Lawrence (Ralph Fiennes), mientras se abre paso apresuradamente por las calles de Roma. Cuando finalmente llega a su destino, se sorprende y entristece al descubrir a varios cardenales reunidos alrededor del cuerpo del papa recién muerto. Rápidamente se hacen arreglos para que Lawrence, decano del Colegio Cardenalicio, dirija y supervise un cónclave papal para elegir al reemplazo de su antiguo superior.
La película, en otras palabras, introduce inmediatamente varios de los mismos elementos básicos que un thriller de Christie, a saber, una muerte repentina y trágica y una reunión de personajes en un solo lugar contenido. No pasa mucho tiempo antes de que la tarea de Lawrence de administrar el cónclave de la Iglesia comience a complicarse aún más. De hecho, rápidamente se encuentra en el centro de una red conspirativa de mentiras, encubrimientos y política tácita entre él y sus compañeros cardenales que lo obliga a tomar un papel más activo en la selección del nuevo papa de lo que le gustaría.
Cónclave no se centra en cuestiones de asesinato o múltiples muertes impactantes. El fallecimiento del papa se cierne sobre la película, y tanto Lawrence como Bellini (Stanley Tucci), su amigo más cercano entre sus compañeros cardenales, se encuentran obsesionados por el legado de su mentor. Sin embargo, los misterios que Lawrence debe tratar de resolver en última instancia tienen más que ver con el contenido del personaje que con las armas homicidas sobrantes. Con la tarea de gestionar la elección de una de las figuras religiosas más poderosas del mundo, Lawrence debe determinar si alguno de los candidatos más queridos del puesto ha hecho algo en secreto que los haría particularmente inadecuados para el papado.
Estos candidatos incluyen a Bellini, un liberal estadounidense acérrimo; Tremblay (John Lithgow), un ambicioso conservador canadiense; Tedesco (Sergio Castellitto), un reaccionario derechista italiano; y Adeyemi (Lucian Msamati), un cardenal nigeriano cuyos puntos de vista van desde progresistas hasta angustiosamente regresivos. Cada uno de estos personajes demuestra ser de diversas maneras hombres muy diferentes de lo que Lawrence creía originalmente. Mientras tanto, el inmensamente frágil statu quo del cónclave se ve alterado aún más al principio de la película por la llegada de Benítez (Carlos Diehz), un mexicano destinado en Afganistán que tiene la documentación necesaria para demostrar que fue nombrado cardenal en secreto hace algún tiempo por el ex Papa.
¿Qué es realmente un Cónclave?
Dentro de un plazo máximo de 15 días tras la muerte del Papa, se realiza el llamado Cónclave, que significa “con llave”, ya que cardenales de todo el mundo se reunirán en la Santa Sede para elegir al nuevo sumo pontífice, en una sala cerrada.
Según indica el diario argentino La Nación, de los 252 cardenales que tiene la Iglesia Católica, 139 tienen menos de 80 años, edad límite para votar.
El Colegio Cardenalicio es llamado a reunirse, y tienen un plazo máximo de 15 días.
Las principales condiciones para ser elegido Papa es ser hombre y bautizado por la Iglesia Católica. No se requiere ser cardenal específicamente, o sacerdote, sin embargo, desde 1378 que no se elige a alguien fuera del Colegio Cardenalicio.
Una vez que llegan todos los cardenales al Cónclave, ingresan a la Capilla Sixtina cantando “veni creator”. Luego, el Camarlengo cerrará las puertas diciendo “extra omnes”, lo que significa “todos fuera”.
Ya encerrados en la Sixtina, cada cardenal jurará con las manos sobre los Evangelios, recitando “Et ego …cardinalis… spondeo, voveo ac iuro silentium (…) Sic me Deus adiuvet et haec Sancta dei Evangelia quae manu mea tango” (yo, … cardenal … prometo, me obligo y juro silencio … Que Dios me ayude y estos Santos Evangelios que toco con mi mano”, consigna Infobae.
Los cardenales no pueden ingresar con celulares al Cónclave, ni tendrán acceso a radios, periódicos, televisión o cualquier dispositivo que los conecte con lo que ocurre fuera de la capilla. Además, hay vigilancia electrónica, como inhibidores para radios y celulares.
Si un cardenal irrumpe alguna de estas medidas, se ordena la excomunión automática.
Los cardenales se ubicarán a ambos lados de la sala, se elegirán al azar los nueve que oficiarán la votación, tres de ellos serán fiscales a cargo de supervisar el proceso, otros tres que deberán recoger los votos y otros tres que los revisarán.
Tras el debate comienza el proceso de votación. Serán dos sesiones de votación al día, cada sesión consistirá en dos rondas, es decir, cuatro votaciones al día.
Cada cardenal debe escribir el nombre de su favorito, idealmente con una letra que no permita identificar quién lo escribió. Posteriormente, deja su voto en el altar bajo la pintura del Juicio Final de Miguel Ángel.
En ese momento, cada cardenal dirá “Pongo por testigo a Cristo el Señor, que será mi juez, para que mi voto sea dado a aquel que ante Dios creo que debe ser elegido”, y luego se retirará a su puesto.
Finalmente, el nuevo Papa es elegido cuando un candidato tiene una mayoría de dos tercios. Y todos los votos posteriormente deben ser quemados en lo que se conoce como «fumata».
Ese es el momento en que los asistentes esperan el llamado “humo blanco”, que ocurre cuando un nuevo Papa es elegido.